POLICIALES

MAS DE 20 MIL AUTOPSIAS
Falleció Osvaldo Raffo

Fecha Publicación: 18/03/2019  16:30 


Murió el forense más importante de la historia argentina


Intervino en los casos más resonantes y aseguró que al fiscal Alberto Nisman lo mataron. Tenía 88 años.

Raffo fue hallado muerto en su casa ubicada en el partido de San Martín.




Osvaldo Hugo Raffo tenía 88 años y una trayectoria intachable: fue el médico forense más importante en la historia argentina, ya que intervino en los casos de mayor impacto, como los de Nora Dalmasso, María Marta García Belsunce, José Luis Cabezas, Candela Rodríguez, Angeles Rawson, la tragedia de Cromañón y del fiscal Alberto Nisman, de quien aseguró que lo mataron.

Este lunes fue encontrado muerto en su casa, en la calle Florida al 2300 de la localidad de San Andrés, partido de San Martín. Tenía un disparo en la cabeza y un revólver en una mano, según comprobaron los agentes de la comisaría 8°.

En la cocina había dejado una nota dirigida al "Señor Juez" en la que decía: "No soporto más los dolores que me aquejan. No se culpe a nadie de mi muerte. Dios me perdone", escribió, con su firma y su sello al pie.

Además, le escribió otra a su cuidadora, para que no subiera "sola" al lugar donde él se encontraba.



Raffo había nacido en Parque Patricios el 31 de octubre de 1930, el año en el que derrocaron al presidente Hipólito Yrigoyen. Hijo de un matarife, comentó en varias entrevistas que creía haberse inclinado por la especialidad de tanatólogo (del griego thanatos, muerte) "por ver tantas vacas muertas" cuando era chico.



Se recibió de médico en la UBA, en 1957. Nisman todavía no había nacido. Diez años después obtuvo la especialidad de médico legista. Su libro "La muerte violenta", editado en los '80, es todavía un manual básico y de cabecera para los criminólogos que colmaban las salas cada vez que el médico se presentaba a una charla académica. Todos lo llamaban "maestro".

Nisman: el forense que puede cambiar la historia

Raffo fue hallado en su casa de San Martín, la de toda la vida. Caminaba ayudado con un bastón y hasta meses antes de su muerte seguía haciendo los movimientos básicos del kendo, el arte marcial de los samurais japoneses que practica desde la adolescencia. Una especie de esgrima con sables. Para él, su cable a tierra. En su juventud fue campeón de yudo y una tarde recibió una medalla de manos del mismísimo presidente Juan Domingo Perón.



Nora Dalmasso, María Marta García Belsunce, José Luis Cabezas, Candela Rodríguez, Angeles Rawson, la tragedia de Cromañón. No hubo crimen ni muerte conmocionante que no pasara bajo el microscopio del forense más consultado de la Argentina. También los suicidios, siempre dolorosos o inexplicables.

Raffo fue quien hizo la autopsia al cuerpo de René Favaloro. Después contaría que, aquella madrugada de invierno del año 2000, salió de la morgue llorando.

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Fue una de sus 20.000 autopsias. Una cantidad abrumadora, si se considera que una persona que se jubila tras 30 años de vida laboral trabaja, en promedio, unos 7.500 días. Los cuerpos hablan y Raffo aprendió a escucharlos. Los escuchó durante más de 50 años.

Por su trayectoria, fue contratado por la jueza Sandra Arroyo Salgado, la madre de las hijas del fiscal Alberto Nisman.



Para Raffo, la escena del crimen era un templo. Por eso volvió al departamento de las torres Le Parc, tres semanas después del hecho, y encontró pelos y otras evidencias que habían pasado inadvertidas para los peritos que trabajaron en el lugar la misma noche del hallazgo del cuerpo.

Cuando hablaba del examen del lugar, Raffo citaba a los clásicos de la Criminalística: "Es las tres cuartas partes de la autopsia", definió a esa prueba Alexandre Lacassagne, médico y criminólogo francés y rival del italiano Césare Lombroso, a fines del siglo XIX.


Para Raffo, el equipo que interviene en una escena del crimen debe actuar "en forma coherente y metódica bajo la autoridad de un instructor judicial. Tenacidad y minuciosidad son cualidades indispensables, pues un dato insignificante puede resultar clave". Y aconsejaba: "Las comisiones numerosas no son convenientes: basta con el investigador (juez o fiscal), el médico legista, el laboratorista especializado en técnicas forenses, el fotógrafo, el dactilóscopo y el dibujante".

Es decir, seis personas. Cuantas menos, mejor. En el departamento de Nisman llegó a haber más de treinta, aunque después no hubiera ADN de ninguno de ellos en ninguna parte.



Sigue Raffo, en "La Muerte Violenta": "No se puede improvisar, prejuzgar ni adivinar. Hay que diagnosticar adaptando los razonamientos a los hechos. Cada caso ha de considerarse sui generis, porque el homicidio no se repite jamás en idéntica forma. Es necesario vivenciar el escenario criminal para obtener resultados fructíferos en la interpretación de los datos de la autopsia. Hay en la levée du corps (tareas del levantamiento del cadáver) una trilogía inseparable: examinar el lugar, autopsiar el cuerpo, regresar al lugar. Sólo así podrá responderse al cuestionario clásico: ¿Qué pasó? ¿Quién lo hizo? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?".

Y concluye: "El lugar del hecho es un recinto sagrado. La simple movilización de un objeto de su lugar primitivo basta para llevar al investigador por el camino errado".

  18 de marzo de 2019.(TiempoPyme)

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