REGIONALES Patagonia en cuarentena ¿ y después ? Fecha Publicación: 02/07/2020 13:55 Lo terrible de todo ésto, no es la cuarentena El problema es lo que viene, lo que dejará. Si bien, en Patagonia, el encierro no es tal, hay otros factores que perjudican la salud física y emocional de quienes nos vemos afectados en esta pandemia. El sedentarismo, hace estragos generando un cuadro de ansiedad y depresión, fundamentalmente, en aquellos que, cotidianamente, desarrollan una vida activa en lo social y laboral, agravando los síntomas relacionados con el stress y la falta de motivación. El encierro, baja las defensas y atropella la autoestima. Un capítulo aparte relacionado con el sedentarismo y el hacinamiento, lo constituye la obesidad. Este flagelo propio de la inactividad y el cambio de los hábitos alimentarios, genera tristeza y embotamiento afectivo, afectando el desarrollo neuronal, la pérdida de memoria y el aislamiento social. Los malos hábitos que vamos adquiriendo han pasado a ser, socialmente aceptados. Los mayores, que criticamos a los jóvenes que "perdían" su tiempo frente a la computadora y el celular, nos hemos transformado en una mala copia de lo que hasta, no hace mucho, criticábamos. Pasamos largas horas frente al televisor, aislados por completo del entorno familiar, deteriorando nuestra salud física y mental. La falta de estímulos conlleva, irremediablemente, al deterioro de la relación con nuestros pares y genera rispideces en reclamos genuinos que ahora... padecemos por parte de aquellos que, antes, criticábamos. Pero en la Patagonia no es tan complicado. Generalmente, vivimos en casas espaciosas, con patio y posibilidades de realizar actividades en el exterior. A diferencia de las grandes urbes, los habitantes de esta región no hemos alterado mucho nuestros hábitos y costumbres. Más relajados, podemos salir cumpliendo con las normativas vigentes, respetando el distanciamiento y el uso de mascarillas. La actividad comercial no se detuvo. Más restringida, en lo que respecta a la cantidad de personas que pueden ingresar a un local y con horarios acotados: almacenes, quioscos, supermercados, gomerías, tiendas, bazares y otros prestadores, siguieron sus actividades. Los restaurantes, bares y confiterías, sí, han cesado su actividad, salvo en aquellas localidades que extremaron las medidas, sitiando y restringiendo el ingreso, aún, de viajantes y proveedores que descargan sus mercancías en estas barreras sanitarias controlados por fuerzas federales y municipales. Los que sí están preocupados, son los hoteleros y los prestadores de servicios turísticos. La actividad... de mantenerse bajo estas medidas, están condenadas a la quiebra dejando a miles de trabajadores en la calle, sin posibilidad de reinserción laboral. Es común, en nuestros pueblos, ver a los chicos jugando en las veredas..., como siempre. La actividad escolar se encuentra paralizada en sus tres niveles. Las familias con hijos que se encontraban cursando carreras universitarias en otros lugares, lograron "repatriarlos" y por ende, volverán a estudiar cuando se terminen las restricciones impuestas. Las leyes y los decretos, que toman forma universal, terminan castigando a justos por pecadores y nos hacen sufrir imposiciones porque la irresponsabilidad de algunos infractores, condicionan las medidas, al extremo de endurecer las sugerencias que nos "bajan" desde el estado nacional, pagando las consecuencias de rebeldes Runners y señoras de bien, a quiénes les molesta la falta de "libertad". Acá, en la Patagonia, la mayoría cuenta con algún espacio abierto que permite la conexión con el mundo exterior. No estamos confinados a cuatro paredes como lo padecen aquellos que eligieron las grandes ciudades para vivir. La cuarentena no es el problema. La cuarentena terminará. Veremos qué queda cuando se calmen las aguas. El panorama, desalentador e incierto, dejará al descubierto nuestras falencias y estará en nosotros, reponernos y planificar un futuro que nadie se anima a aventurar. 2 DE JULIO DE 2020.(TIEMPOPYME) |
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