DEPORTES Fede Molinari Fecha Publicación: 07/06/2021 19:20 Rosarino campeón del deporte y la solidaridad Federico Molinari decidió ponerle punto final a su carrera de atleta profesional. El rosarino intentará coronar su participación en el deporte con un podio. La posibilidad la podrá concretar gracias a su participación en Rio de Janerio durante los primeros días de junio. A sus 37 años, fue convocado para formar parte de la Selección para el Panamericano de Gimnasia que distribuirá plazas a los Juegos Olímpicos. Junto a Daniel Villafañe, Santiago Mayol, Julián Jato y Luca Alfieri buscará elevar el nivel en lo que será su despedida de las competencias. De lo que no se retirará, más bien todo lo contrario, es en su lado solidario. Solidaridad tan necesaria dentro de un mundo deportivo que en muchas oportunidades carece de humanismo. Fede Molinari eligió dejar lo mejor para el final. Con la decisión de su retiro totalmente madurada durante un largo tiempo, su cabeza comenzó a trabajar en lo que empezó hace seis años gracias al programa de ayuda comunitaria Huella Saint Gobain y que ahora desarrollará dentro del comedor comunitario Tokio 2021 no está dentro de su objetivo final, ya que él mismo se encargó de aclarar que competirá solo en la categoría de anillas y sin ánimos de estar en la cita olímpica. Pero dentro de la disciplina, Villafañe, Mayol y Jato tienen chances de obtener la clasificación por lo qué la responsabilidad de Molinari no será menor. El poder que le otorgó su jerarquía personal y la enorme carrera que sembró con el correr de los años lo han llevado a permanecer en vigencia para la alta competencia. “Estoy con ganas, ilusionado. Por suerte, desde julio-agosto, pudimos retomar los entrenamientos y logré bajar de peso luego de haber subido en la primera parte de la pandemia. Estoy en 67kg y bastante en forma. No fue fácil. A los 37, ponerme en forma, sin tener dolores, no es como antes y más con tantas obligaciones”, afirmó Molinari durante la consulta sobre la preparación que requiere su edad y contexto. También hace referencia al hecho de competir a la par de atletas que se han formado teniéndolo como referente y hasta como profesor: “Es muy loco porque ellos tienen veintipico y yo fui su coach en el Panamericano Juvenil. Es raro compartir ahora la Selección de Mayores, pero a la vez motivante. Ayudarlos, guiarlos (tres de ellos cuentan con chances de ir a Tokio) y, a la vez, seguir estando a la altura de la competencia”. El oriundo de Rosario, pero que pasó casi toda la juventud, adolescencia y crianza deportiva en la ciudad de San Jorge, más precisamente dentro del Club Atlético San Jorge, donde sus padres fueron entrenadores de Gimnasia, alcanzó su pico máximo de rendimiento a partir de los Juegos de Londres 2012. Allí clasificó a la final, en la modalidad de las anillas, y obtuvo un diploma olímpico gracias al conseguir una buena puntuación y el octavo puesto. Para 2019, siete años más tarde de la final olímpica, se quedó con la medalla de Bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, también en las anillas. En base a eso, Molinari afirmó: “Fue prácticamente el mejor (año 2019), con la medalla en Lima y el 10° puesto en el mundo. Luego me agarró la pandemia y es duro estar casi un año y medio parado. Pero no quería que la pandemia me retire y acá estoy”. Su costado no deportivo tiene que ver con la ayuda social, y lo predica desde hace seis años cuando comenzó a colaborar con el programa Huella S.G. De la mano del anuncio de su retiro, llegó también el inicio de una etapa diferente en su vida: “Ahora estamos encarando el proyecto más ambicioso desde que me sumé. La Universidad de la Matanza, a través de su Observatorio Social, área de la facultad que busca desarrollar la equidad social vinculándose con la comunidad local, tiene siete comederos con más de 700 chicos y sus familias y nosotros arrancamos visitando uno de ellos, El Árbol de las Cosquillas, para dejar materiales para todos”. Sin dudas que uno de los motores por los que decide encarar su día a día tiene mucho que ver con el afán de ayudar a los que menos tienen. Muchos de ellos, condicionados en reiteradas oportunidades por las condiciones climáticas y la imposibilidad de llegar a los comederos-merenderos por la anegación de las calles producto del barro de las lluvias. “Al visitar estos lugares te llevas la alegría, el agradecimiento y la calidez de la gente que ayudas. Uno tuvo el privilegio de nacer en familia de clase media, con una realidad distinta, y cuando vas a lugares así, con tantas carencias, entendes muchas cosas y te das cuenta de la importancia de comprometerte para dejar una huella. De eso se trata y estoy muy orgulloso”, sentenció quien tuvo la posibilidad de desarrollarse dentro de muchas comodidades que al día de hoy no olvida y reconoce, y refleja su aprendizaje y humanidad en un ámbito muchas veces alejado de la propia realidad. 7 DE JUNIO DE 2021.(TIEMPOPYME) |
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